samedi 2 décembre 2023

Periodistas aduladores: Entierran la verdad

Por Héctor Díaz Revelo El problema del entierro de la verdad en Ipiales no es solamente un hecho grave en si mismo porque se viole el artículo 20 de la constitución que obliga a los periodistas y medios de comunicación de ser veraces oportunos y rigurosos con las noticias sino la forma descarada en que ellos mismos se hayan convertido en los mercaderes de baja estopa para la sociedad. Además, desde la alcaldía también se juega y se hace chinchirimico la plata de los Ipialeños tal cual lo han hecho los alcaldes de las dos ultimas décadas aparentemente contratando publicidad, cuñas publicitarias, propaganda inservible que no dice nada, con tal de callar a esos que posan de periodistas y a los dueños de comunicación. Algunos alcaldes sin ninguna necesidad han creado oficinas de prensa para los periodistas sin vergüenza, sin que nada se les oponga a la peor humillación y desprecio uno que otro comunicador que se hubiera mantenido en el medio con un poco de ética y de imparcialidad. Les invito a escuchar qué tiene de urgente, de educativo, este largo y costoso mensaje de Empoobando cuando la ciudad no puede tomar en pleno siglo XXI una gota de agua potable. No solo da rabia ver que las emisoras se silencian por unas cuantas monedas o por varios miles de lentejas. Julio Vicente Burbano gerente de Empobando en la administración Villota Méndez ha preferido gastar la plata contratando esa publicidad, a locutores y periodistas, antes que pensar en una planta de tratamiento de agua, en una administración de cara a los usuarios, con una planta de tratamiento de aguas servidas. Por esas razones y otras que trataré en un próximo informe es que Empoobando, es decir los Ipialeños tendrán que pagar millonarias demandas por convertir la empresa en un fortín político de concejales venales, de hijos de periodistas contratados, repito, sin ninguna necesidad, pero que sirven para silenciar y enterrar la verdad. Que eso pasa en todo el país, es cierto. Que ocurre en todo el mundo, también es cierto. Pero que en un pueblo como Ipiales donde pequeños empresarios y la iglesia católica, las otras iglesias y algunos profesores dados a periodistas se sometan a tan oprobiosa forma de extorsión y chantaje es intolerable. Hablamos con hechos es un lema de Luis Fernando, otros le llaman eslogan de Luis Fernando, que la gente ya no quiere escuchar sobre todo después de elecciones. Pero siguen sonando mensajes insulsos, sin fuerza, sin seriedad, que los Ipialeños descubren que se han contratado como publicidad para silenciar las emisoras con jugosos contratos de publicidad. En noticiero hay otra cuña o propaganda de la secretaría de salud mientras los Ipialeños no saben que pasó al final con el hospital de primer nivel y la IPs municipal fue un caos en la administración que en teoría iba a “hablar con hechos”. En Ipiales, hace dos décadas y en estos cuatro años sin hacer nada por mejorar lo del agua, los periodistas hoy dejan decir al alcalde de marras, sin sonrojarse, lo que sea, para que pueda lamer sus propias mentiras. Sin contra preguntas que explican el atraso y abandono de la ciudad. Por eso la gente castigó en las urnas a Luis Fernando Villota. Lo cierto es que no le ha servido para nada, contratar tanta publicidad. Que, dicho sea de paso, el alcalde electo ha dicho que acabará con esa forma de contratar o chantajear a los periodistas y ponerlos a sus pies con el dinero de los Ipialeños. Igualmente, Ipiales y especialmente la Victoria están sentados o duermen junto a una bomba de tiempo que podría generar la más aguda emergencia sanitaria. El relleno sanitario en las narices de Villota se ha ido convirtiendo en un vulgar botadero de basuras, que, aunque está prohibido todavía tiene Ipialeños; si, Ipialeños, que siguen en el terreno, mal “trabajando”, excluidos, como lo que son, gente pobre, miembros de familias enteras dedicadas al reciclaje, secando sus miserias al sol y al agua. Cuando digo que don Jonás Ricardo Romero y Luis Fernando Villota, aparentemente antagónicos, terminaron pareciéndose tanto, es que es una verdad de a puño. Se cuentan sus diferencias en los dedos de una mano. Es que son iguales. Ya nadie lo duda. Todo en las alcaldías de Romero y Villota ha sido pintura, escándalos, amiguismo, persecución a trabajadores y sindicalistas y nada más. Banderas y lemas o eslóganes de los que nadie quiere acordarse. Además, sostener por más de 10 minutos una comunicación de internet, sin interrupciones, es casi un milagro. La frustración y la desesperanza es la herencia que deja Villota en barrios pobres, en veredas y corregimientos, en materia de conectividad. Eso tampoco lo pueden ocultar, pero para los periodistas amigos del alcalde, es lo de menos. Yanalá, Las Lajas, los barrios del norte, son testigos de esa tragedia sin agua, sin aseo, sin alcantarillado y sin internet. Porque como Iservi y empoobando, Unimos la telefónica de Ipiales, es otro foco inmundo presa de la politiquería y la desinformación. Sobre estos hechos los concejales corruptos y los periodistas, no hablan por miedo: los unos, los concejales, miedo a perder la mermelada y los contratos, y los otros, los periodistas, miedo a perder el mínimo porcentaje que los dueños de las emisoras les tiran a la cara por callar y mirar para otro lado. Son contratos de publicidad en noticieros y canales de tv de Unimos y de entidades como Iservi y Empoobando, más costosas porque las paga el municipio, es decir que la pagan los Ipialeños, disculpa demás para convertir a los periodistas en serviles y desinformadores. Si Hernán Gustavo y Villota Méndez tuvieron de su lado a periodistas, locutores y medios de comunicación, no está bien que, a punto de iniciar el nuevo gobierno, quien dice cada mañana que hace periodismo independiente haya tomado partido por José Amílcar el alcalde electo. La pregunta es: Qué hacen algunos curas como Manuel Dolores tomando partido en elecciones. Qué hace la diócesis recibiendo publicidad innecesaria en sus emisoras y noticieros, dinero que sale del bolsillo de los Ipialeños. Sabiendo que será atacado fuertemente en los medios de comunicación convencionales y digitales el alcalde electo acabará, como ha prometido, con las oficinas de prensa y los contratos de publicidad innecesarios. Amanecerá y veremos.

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