vendredi 20 mai 2022
LA IMPOSICIÓN DEL MIEDO COMO HERRAMIENTA ELECTORAL
Yo creo que el debate de hace 40 años que pone en primer plano la lucha popular, es un debate necesario y muy actual.
Es una lucha que no deja atrás la lucha de clases. Por eso no creo que el debate esté agotado.
La convocatoria a elecciones, en principio, creo que pretende ocultar esta lucha entre dominadores y dominados. Puede sonar como un discurso arcaico el mío, pero como antaño, no podemos mirar a otro lado cuando la desigualdad económica y social está tocando fondo. Estos enfrentamientos están presentes y se magnifican en los medios de comunicación, como una siniestra estrategia de desinformación.
Es la agresión capitalista, diseñada por algunos burócratas y politiqueros. Esa brutal y salvaje agresión que genera desarraigo y ruptura del tejido social.
A esto le llaman guerra asimétrica. Es una guerra del gobierno contra la gente desarrollada en las áreas urbanas. Especialmente en grandes áreas urbanas, en las barriadas de las capitales, que luego llaman polarización.
Es más que polarización, un término que conviene a quienes detentan el poder, más que polarización, hay que hablar de enfrentamiento de comunidades empobrecidas contra potentados y sectores enriquecidos.
(Va siendo hora. Cambiando un poco el lenguaje, hablar no de países ricos, sino enriquecidos. Países pobres ok Pobres sino países empobrecidos y comunidades empobrecidas).
Los capitalistas y su sistema de gobierno manejan sin vergüenza la aplicación del control social. Utilizando todos los medios tecnológicos. Utilizando los medios de comunicación masiva.
Es ese control social que viene unido a la imposición e introducción social del miedo.
Son los dueños del poder en Colombia con la eliminación del derecho. Aplicando una serie de leyes, de normas y de medidas sociales. Que, en mi opinión, son equiparables a las utilizadas en países en guerra, o como en Colombia que aún existe un conflicto interno, un conflicto social y armado. (pese a la firma del acuerdo de paz, claro).
Se usa la fuerza bruta. La aparición de actos represivos judiciales. Se usa también el actuar impune de policías, de militares de parapoliciales y de paramilitares.
Y cuando a veces se cuestiona en los medios de comunicación, sobre todo en los medios alternativos, a estos dueños del poder, les da igual. Se ríen de las críticas.
Es un enjambre de motivaciones y justificaciones que poseen para cada medida represiva. O utilizan cualquier tipo de justificación. Justificaciones sanitarias. Por ejemplo lo que pasó con la pandemia del COVID?
Los dueños del poder, la derecha, sin pudor acuden a todo lo que sea en favor de la salvaguarda de su sistema económico capitalista, salvaje, unilateral, excluyente.
Ante el miedo provocado, la derecha, anuncia una falsa seguridad. Se inventan a través de los medios peligros inexistentes e incluso, peligros por ellos mismos generan en desarrollo de la guerra sucia.
Cuando los contrarios, esa izquierda paquidérmica y acomodada, no la izquierda radical, debería advertir a su población de los peligros reales que conllevan las desapariciones forzadas, los desplazamientos, las ejecuciones sumarias (al estilo de lo vivido en las dictaduras del cono sur).
Pero no. Los dueños del poder, la derecha, usando el poder de los medios y ahora en las redes sociales provocan, entre otros, el miedo, el miedo al comunismo, a los chalecos amarillos, etc.
Miedo al estallido social, a la desobediencia civil. Miedo inclusive, como en Colombia, a las minorías que reaccionan en las calles, a las minorías étnicas y raciales, miedo a sectores vulnerables que marchan por las calles, miedo a todo lo que amenace sus intereses.
Les da igual a las cinco familias que gobiernan Colombia, el nivel represivo aplicado contra la gente. Atentados contra la movilidad de ciudadana, la imposición de toques de queda. El confinamiento de comunidades, etc.
Hasta en la cara de organizaciones defensoras de derechos humanos y de la mal llamada comunidad internacional crean guetos en las ciudades, más allá de la exclusión que se vive en lugares marginales. Dicho de otra manera, son exitosos al estilo del apartheid.
Acuden con poder armado y judicial a la criminalización de la protesta social y de la crítica ciudadana. Como se ha visto en Ecuador, como se ha visto en Chile. Con el debido control de la libre expresión.
Y digo que les da igual los métodos utilizados para conseguir sus fines. Cuando, como en Colombia, a través del Código de policía, se aplican comparendos o multas. Se hacen detenciones masivas, se acuerdan penas de prisión, control policial y militar de los ciudadanos, además de las impunes, intervenciones brutales y violentas de estos cuerpos represivos en todo momento y bajo la justificación del cumplimiento de órdenes.
En cumplimiento de eso que llaman la obediencia debida y que ustedes bien conocen y que han vivido bajo las dictaduras. Colombia es una dictadura, no de otra manera se ha asesinado a cinco candidatos presidenciales y han parecido fosas comunes con casi 10 mil cuerpos especialmente de jóvenes estudiantes y campesinos.
Son hordas de matones a sueldo que están siempre preparadas, entrenadas y predispuestas a matar.
Frente a este panorama en concreto la pregunta es: Qué proponen estos candidatos a la Presidencia de Colombia.
Yo creo que hoy más que nunca, está vigente también el debate de la abstención en nuestra región. Mayorías que desprecian el sistema económico vigente y claro, que rechazan también el sistema electoral en manos de los partidos en el gobierno.
Hablemos de la ilegitimidad de estos gobiernos. Colombia es un narcoestado. En Colombia el abstencionismo ha superado cualquier cálculo. En los recientes 60 o 70 años la abstención ha sido mayoría.
Para los abstencionistas votar les parece que acentúa la desigualdad social. Votar es legitimar este estado de cosas. Colombia está entre los países más desiguales del continente y entonces?
Qué hacer. Es la otra pregunta. ¿Reemplazar las calles y la protesta en las plazas por las urnas malolientes? Parece que no es la salida, de momento, aunque haya algunos experimentos eleccionarios como en el Chávez en Venezuela. El debate está abierto.
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