lundi 7 novembre 2022
Pastusos: El orgullo que sentimos
Por: Héctor Díaz Revelo.(Cuadernos de literatura)
Porqué os mofáis de mi cantar si es melodía que brota en tierras cercanas al dios sol y a la madre luna.
Sorprendido y colgado en uno de los lechos de los ríos que por allá nacen, soy obligado, cual transeúnte, a cantar y balbucear versos que acarician y abrigan al oído.
Porqué os burláis de mi cantar que encara realidades y no mentiras.
Realidades que solo dejan caer epítetos y diminutivos que engrandecen el corazón, de los por aquí, "bien paridos".
¿Escondéis algo, acaso?
Qué tiene de malo o de extraño mi cantar que salpica lagos y montañas que parecen no tener fin, a no ser, que vuestras intenciones de malograr mi existencia y mi donaire, fueran otras.
¿Escondéis algo, acaso?
Nada os califica para desdeñar de mi entono más allá de la fidelidad que muestro al paisaje de mi infancia y mi adolescencia.
Nada, quiero decir nada, que yo no vea en vuestra cara de tristeza y abandono por cosas que aún no os lo explicáis por el tono de desprecio con os atrevéis contra mí y contra los míos.
Hablo de los míos venidos también como vosotros del altiplano, que aún es virgen sin vuestros maleficios, desdenes y quimeras.
Quién os ha dicho que tenéis autoridad para la burla y la mezquindad contra quienes no han nacido en vuestras cercanías, que, dicho sea de paso, son cercanías malolientes, como malolientes son los decires contra mi raza valiente, alienada por desgracia por la cruz y la vindicta.
El centralismo no os hace mejores si no fuera porque acumuláis parné subrepticio, más que tus vecinos. Si no fuera porque aquí se mueven mareas que humillan y desprecian, porque eso es lo que hacéis, humillar y despreciar a quienes no los consideráis vuestros.
Vaya mezquindad que os engrandece al creer que solo a vosotros pertenece la inmortalidad bolivariana; la pluma garciamarquiana; los colores aurelioarturianos; los sueños alvaromutisianos; y, el cincel y el pincel montañero boteriano.
Vaya mezquindad que os engrandece al creer que solo a vosotros pertenece el grito de mujeres como la Carranza de versos frescos desde la casa Silva (Fusilaré sin piedad a civilización por su barbarie); las prédicas espaciales de Piedad Bonnet (escribir desde las tripas es algo femenino) o, sólo vuestros también, los lamentos de Elcina Valencia Córdoba desde la hoz de minamá, descubiertos y por descubrir.
En cambio, mirad nuestra bondad y apegamiento cuando hacemos nuestro el Monserrate de los domingos; cuando hacemos nuestra, la calle real o la carrera séptima; y que por simple analogía hacemos también nuestra, la plaza de Bolívar. No os engrandece, os aseguro, que aún habléis de piones y no de peones, de pior y no de peor.
Así que, os pido dejéis la arrogancia y acogednos como nosotros al resto de mortales porque nada más inicuo que arrogarse el poder que no se tiene, ni el don que en nadie existe, como las “letanías del silencio”.
Id pues, por el mundo maldiciendo el instante en que os habéis creído más que los otros, más que esos otros que no sienten por vosotros sino lástima por haber desdeñado su cantar y sus frías manos costureras de futuros para todos.
HDR.
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